La marca Gran Chaco fue creada a instancias de la Fundación Gran Chaco, una ONG con sede en Formosa, Argentina, que es pionera en la generación de acciones tendientes al desarrollo de la región y en especial al soporte de las comunidades aborígenes.
Luego de recorrer la región y entrevistar a las comunidades (Qom y Wichí) y personas involucradas, diseñé como marca un símbolo fuerte, simple, fácilmente reconocible sin necesitar de explicaciones e interesante en las interpretaciones que despierta en quien lo ve.
Así, se puede pensar que la marca vinculará al Gran Chaco con el palo borracho, árbol típico de la zona de la familia de las bombacáceas, además de verse como una mano y con la sensación de apertura o crecimiento que dan las ramas o dedos superiores.
De esta forma se logra que la marca despierte asociaciones tanto con la naturaleza como con la cultura de quienes habitan la región.
También, el punto inferior vincula al Gran Chaco como poseedor de algo propio (lo que uno se imagina que contiene el palo borracho). Esto otorga a la identidad algo de misterio y mayor atractivo visual.
La tipografía elegante del nombre solo pretende equilibrar la blandura y simpatía del referente, buscando ampliar las potencialidades de diálogo de la marca en pos de poder también penetrar en mercados que compren sus artesanías con el valor agregado que se merecen.
En conjunto, la marca se expresa desde una imagen positiva y amigable, la cual hace eje en las bondades del Gran Chaco.
Con respecto al sentido político, económico y cultural de ser de la marca, el objetivo de la misma es querer articular y ayudar a estructurar a los distintos segmentos o fragmentos que hoy componen el Gran Chaco. Grupos como Cooperativas, ONG, Asociaciones, Comunidades, Estados, etc., visualizando así un espacio compartido por ellos.
En este sentido, si se logra que cada uno a su manera asuma al símbolo como propio ya sería un avance importante, dado que permitiría como conjunto mostrar comunes denominadores tanto interna como externamente.
En términos estratégicos, la capitalización máxima es que los colores, letras y símbolo logren ser aceptados y usados sistemáticamente, pero como se mencionó, la aceptación del símbolo ya sería un aporte que traccionará beneficios. Como se muestra en los ejemplo, la marca podrá igualmente usarse con distintos colores, tipografías o con el complemento de otros mensajes, en donde la diversidad no conspirará contra la unidad.
En lo operativo, la marca pretende funcionar como denominación de origen de productos, de estímulo publicitario al turismo, como señalización, sello de calidad, etc. Podrá en síntesis ayudar a definir, diferenciar y mostrar el todo y cada parte constitutiva del Gran Chaco.
De esta forma, la ventaja para la región de materializarse en una marca es política: brinda una mayor visibilidad a la existencia de la región. Es económica; porque favorece así su economía y peso institucional, al mismo tiempo es cultural, dado que estimula en lo social a la integración, una integración sin enemigos ni marginados.
La marca entonces puede ser entendida como una acción de estímulo al orgullo de pertenecer y a estructurar fragmentos en pos de potenciar lo relacionado con el Gran Chaco.
Sebastian Guerrini, 2013