Hace tiempo me reuní con jefes y referentes de departamentos de diseño de universidades y escuelas de Barcelona (UB, ESDI, etc.), y en varios casos me aconsejaban homologar mi título de Diseñador en Comunicación Visual de la Universidad Nacional de La Plata, carrera de 5 años, por el equivalente español.

De esa manera podría concursar o dar clases de acuerdo con las normativas españolas que pronto entrarían en vigor. Se me menciona que los acuerdos de Bolonia, en donde la Unión Europea fija pautas para los estándares en educación, elevan el rango de la carrera de Diseño Gráfico y que ellos se ven obligados a que los profesores que dicten clases en sus unidades académicas cuenten con títulos universitarios, teniendo que disponer de un 20% de doctores para llegar a esas pautas acordadas.

Averigüé entonces en el área de educación del Consulado sobre el procedimiento: por un lado tenía que optar por los títulos aceptados por el Ministerio de Educación de España. Para mi sorpresa ninguno se acercaba a Diseño, parece ser que la carrera todavía no cuenta en lo formal con este reconocimiento. Igualmente, y ante el consejo del personal de turno, opté por homologar mis estudios al más cercano, que terminó siendo el de Licenciado en Bellas Artes, ya que la segunda opción era Licenciado en Comunicación. Al fin y al cabo mi carrera de grado se desarrolló en la Facultad de Bellas Artes y por lo que leí varias materias fueron comunes.

Por otra parte, me cuentan que el trámite duraría 6 meses, que tiene un costo y que se me exige aportar una serie de documentaciones y detalles sobre lo que había estudiado:  mi certificado analítico y diploma, planes de estudio, contenidos específicos de cada materia, créditos, etc.

Me llevó varios meses juntar todo el material. Los planes de estudio de mi carrera de grado no estaban digitalizados por lo que tuve que recorrer y pedir fotocopias gastadas, búsquedas de constancias de aprobado de materias dadas, incluso alguna que por errores burocráticos no había sido pasada, etc. También tramitar certificaciones en el Rectorado de la Facultad, Universidad, Ministerios de Interior, Educación, Exterior y Apostillas de La Haya. A pesar de eso, hace 10 meses llegué a presentar mi expediente completo y me senté a esperar.

Sin embargo durante este tiempo recibí distintos consejos alternativos, por ejemplo Oriol Pibernat, director de EINA, me comentó de haber escuchado el caso de un graduado de la Universidad de Buenos Aires que luego de distintos caminos tramitó la homologación de su título de Diseñador Gráfico a “Licenciado”, una figura genérica que reconoce que uno cumplió con lo necesario para tener ese grado.

Ese título de “Licenciado”, entonces, tendría el mismo valor formal que el que yo había tramitado, pero cuanta a su favor que el proceso dura poco tiempo y es menos costoso, por lo que en paralelo lo inicié, ya que ya contaba con todo el material.

Hace unos días recibo una carta del Ministerio de Educación de España, en donde me dice que “la Homologación del Título de Diseñador en Comunicación Visual a Licenciado en Bellas Artes no es posible”, a lo que explica que “No existe una Titulación” para mi título, es decir no hay ninguna alternativa. Fin del trámite.

Todo esto me lleva a pensar y aconsejar al que quiera oír lo siguiente:

. A los diseñadores que lo deseen, que solo traten de contar con el título genérico de “Licenciado” para no entrar en laberintos sin salida.

. A las Autoridades Españolas, que la carrera de Diseño cuenta ya con suficiente existencia, valor social y económico como para disponer de este reconocimiento formal.

. A los responsables de Educación, que la crisis no justifica que se pierda la visión de la academia como un espacio de intercambio de ideas y recursos humanos, algo que sí hacen países como Inglaterra, Alemania o Estados Unidos que ven el aporte externo no solo como valioso sino como un negocio para sus intereses.

. A las carreras de Diseño: que el título de Diseñador como título profesional o técnico similar al de Arquitecto es de difícil digestión, ya que no termina de ser claro en el presente. Sin embargo mi experiencia es que aunque no nos demos cuenta, nuestra formación universitaria es tan sólida y estructurada como la de otras licenciaturas.

En este sentido, considero conveniente que los planes de estudios se ajusten para que los diseñadores futuros sean “Licenciados en Diseño”, que se gradúen como en el pasado con una tesis, con dos ciclos (entre 4 y 6 años de duración), etc.

Los beneficios de ser Licenciados en Diseño serían varios, entre ellos el de un mayor reconocimiento o entendimiento público de la seriedad de nuestra formación.

Otro beneficio que no es menor es que le permitiría al diseñador contar con una mayor capacidad de estructuración de su formación futura: pensemos que actualmente las carreras de grado tienden a ser complementadas con otros estudios que le aportan diferenciación y personalización a cada egresado.

Así, cotidianamente veo graduados en diseño que buscan integrar su grado de base con áreas que para mí en principio parecían incompatibles. Incluso mi caso, en donde a pesar de ser y trabajar siempre como diseñador, la vida me llevó a doctorarme en humanidades investigando “Psicología y Antropología de la Imagen y Comunicación”. Ejemplos hay de sobra, pero con esta visión si fuésemos “Licenciados en Diseño” sería más fácil la potencial articulación con otras disciplinas para el que desee continuar con una diplomatura, posgrado, master o doctorado.

Por último quisiera hacer público mi agradecimiento a Gabriel Lacolla, Jefe del Departamento de Diseño en Comunicación Visual de la UNLP por su paciencia y aporte en ayudarme a juntar en su momento tantos papeles viejos.

© Sebastián Guerrini, 2011